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Historia de la Imprenta hasta la era Digital

Imprenta

La imprenta es el método de reproducción de textos, imágenes u otra cosa cualquiera sobre papel u otro material, y consiste en aplicar tinta -generalmente líquida-, sobre soportes metálicos llamados tipos y transferirla al soporte por presión.

Se debe a Johannes Gutenberg la iniciativa de unir un equipo de cuerpos impresores y se le atribuye la invención de la tipografía. No deja de ser curioso que el nombre de Gutemberg no aprezca en ningún impreso relevante conocido.

Han competido durante años algunos otros impresores en esta estéril carrera hacia el éxito histórico junto a Guteberg -«Padre de la Imprenta». Aparecen otros nombres como el alemán Mentelin, impresor de Estrasburgo (1458-1478); el italiano Pánfilo Castaldi, médico y después tipógrafo en 1470 y Lorenzo de Coster, de Haarlem, (Países Bajos) (1370-1430).

Aparece en una edición del año 1502 en Maguncia, Alemania, impresa por Juan Schoeffer, hijo de Pedro, sucesor de la imprenta que en el pasado perteneció a Gutenberg y dice:

Este libro ha sido impreso en Maguncia, ciudad donde el arte admirable de la tipografía fue inventado en 1450 por el ingenioso Johannes Gutenberg y luego perfeccionado a costa y por obra de Johann Fust y de Peter Schoeffer… entre otros.

Historia de la Imprenta

Hasta 1449 y años posteriores, los libros eran difundidos a través de copias manuscritas de monjes y frailes dedicados exclusivamente a la oración y a la transcripción de ejemplares por encargo del clero, reyes y nobleza. No todos los copistas sabían leer y escribir. Imitadores de signos que en ocasiones no entendían es habitual hallr ahora algunos errores en los libros prohibidos que hablan de medicina. Las ilustraciones y las letras capitales eran elementos decorativos y artísticos que el propio copista añadía a placer. Consta que algunos trabajos podían durar diez años.

La imprenta fue inventada por los chinos siglos antes pero en la Alta Edad Media se utilizó en Europa para publicar panfletos publicitarios y políticos, etiquetas, y trabajos de pocas hojas; para ello se trabajaba el texto en hueco sobre una tablilla de madera, incluyendo los dibujos -un duro trabajo de artesano-. Una vez confecionada, se acoplaba a una mesa de trabajo, también de madera, y se impregnaban de tinta negra, roja, o azul (solo existían esos colores), después se aplicaba el papel y con rodillo se fijaba la tinta. El desgaste de la madera era considerable por lo que no se podían hacer muchas copias con el mismo molde. A este tipo de impresión, se le llama xilografía.

Cada impresor fabricaba su papel, otorgándole su propia marca de agua a modo de firma de impresor. Por estas marcas de agua es por lo que se conocen sus trabajos.

En este entorno, Gutemberg apostó a que era capaz de hacer a la vez varias copias de la Biblia en menos de la mitad del tiempo de lo que tardaba en copiar una el más rápido de todos los monjes copistas del mundo cristiano y que éstas no se diferenciarían en absoluto de las manuscritas por ellos.

Pidió dinero a un prestamista judío, Juan Fust, y comenzó su reto sin ser consciente de lo que su invento representaría para el futuro de toda la humanidad.

En vez de usar las habituales tablillas de madera, que se desgastaban con el poco uso, confeccionó moldes en madera de cada una de las letras del alfabeto y posteriormente rellenó los moldes con hierro, creando los primeros «tipos móviles». Tuvo que hacer varios modelos de las mismas letras para que coincidiesen todas con todas, en total más de 150 «tipos», imitando perfectamente la escritura de un manuscrito. Tenía que unir una a una las letras que sujetaba en un ingenioso soporte, mucho más rápido que el grabado en madera e infinitamente más resistente al uso.

Como plancha de impresión, amoldó una vieja prensa de vino a la que sujetaba el soporte con los «tipos móviles» dejando el hueco para letras capitales y dibujos. Estos, porsteriormente serían añadidos mediante el viejo sistema xilográfico y terminados de decorar manualmente.

Lo que Gutemberg no calculó bien fue el tiempo que le llevaría poner en marcha su nuevo invento por lo que antes de finalizar el trabajo, se quedó sin dinero. Volvió a solicitar un nuevo crédito a Juan Fust, y ante las desconfianzas del prestamista, le ofreció entrar en sociedad. Juan Fust aceptó la propuesta y delegó la vigilancia de los trabajos de Gutemberg a su sobrino, Peter Schöffer, quien se puso a trabajar codo a codo con él a la vez que vigilaba la inversión de su tio.

Tras dos años de trabajo, Gutemberg volvió a quedarse sin dinero. Estaba cerca de acabar las 150 Biblías que se había propuesto, pero Juan Fust no quiso ampliarle el crédito y dio por vencidos los anteriores, quedándose con el negocio y poniendo al frente a su sobrino, ducho ya en las artes de la nueva impresión como socio-aprendiz de Gutemberg.

Gutemberg salió de su imprenta arruinado y se cuenta fue acogido por el obispo de la ciudad, el único que reconoció su trabajo, hasta su muerte pocos años después.

Peter Schöffer terminó el trabajo que inició su maestro, y las Biblias fueron vendidas rápidamente a altos cargos del clero, incluido el Vaticano, a muy buen precio. Pronto empezaron a llover encargos de nuevos trabajos. La rapidez de la ejecución fue sin duda el detonante de su expansión, puesto que antes la entrega de un solo libro podía posponerse durante años.

Actualmente se conservan muy pocas «Biblias de Gutemberg» o de 42 líneas, y menos aún completas. En España se conserva sólo una, completa, en la Biblioteca Nacional de Burgos.

La Biblia de Gutemberg no fue simplemente el primer libro impreso, sino que además, fue el más perfecto. Su imagen no difiere en absoluto de un manuscrito. El mimo, el detalle y el cuidado con que fue hecho, sólo su inventor pudo habérselo otorgado.

Primeros impresos

Gutenberg, en su labor de impresor, creó su famoso incunable Catholicon, de Juan Balbu de Janna. Pocos años después, imprimió hojas por ambas caras y calendarios para el año 1448. Además junto a su amigo Fust editaron algunos libritos y bulas de indulgencia y en particular, aquel monumento de la imprenta primitiva, la Biblia de las 42 líneas, en dos tomos de doble folio, de 324 y 319 páginas respectivamente, dejando espacios en blanco para después pintar a mano las letras capitulares, las alegorías y viñetas que ilustrarían coloridamente a cada una de las páginas de la Biblia.

En las declaraciones de varios testigos de la época resulta que, mientras en apariencia fabricaba espejos, Gutenberg servíase de todos los instrumentos, materiales y herramientas necesarios para la secreta imprenta: plomo, prensas, crisoles, etc., con el supuesto pretexto de fabricar con planchas xilográficas de madera unos pequeños devocionarios latinos de título Speculum que eran fabricados en Holanda y Alemania con los títulos de Speculum, Speculum humanae salvationis, Speculum vitae humanae, Speculum salutis, etc. Pero algunos declararon que con el pretexto de imprimir espejos, «Gutenberg, durante cerca de tres años, había ganado unos 100 florines en las cosas de la imprenta.»

Años más tarde y hacia 1600 la situación social cambiaba en Alemania y una guerra civil hizo que en Maguncia los impresores huyeran para evitar caer dentro de la guerra. A los impresores les costó mucho guardar el secreto y los talleres de imprentas se esparcieron por toda Europa.

En 1482 aparece una edición de una de las obras más reproducidas e impresas de la historia de la humanidad que son Los Elementos de Euclides cuya edición digitalizada podemos consultar en http://www.euclides.org y cuyo autor es un alumno de Gutemberg llamado Rrhaldus Ratdol.

La imprenta se conoce en América una vez concluida la conquista española. La primera obra impresa en la Nueva España es Escala espiritual para subir al Cielo de San Juan Clímaco en 1532.

Así inició la más grande repercusión de la imprenta en la cultura de la humanidad. La palabra escrita ahora podía llegar a cualquier rincón, la gente tenía acceso a más libros y ya se preocupaban por enseñar a leer a sus hijos. Las ideas cruzaban las fronteras y el arte de la tipografía fue el medio de difundirlas.

A finales del siglo XIX, se perfeccionó el proceso, gracias a la invención en 1885 de la linotipia, por Ottmar Mergenthaler.

Libros, incunables, ediciones ilustradas con grabados de madera, la mejora de las técnicas y materiales de imprenta llevaron durante cuatro siglos las palabras por todo el mundo. El arte tipográfico evolucionó y llego a crear obras maestras en la formación y estructuras de libros y ediciones especiales impresas. Actualmente las técnicas de impresión en calidad y volumen han mejorado de forma impresionante, algunas por medio de computadora olvidándose del arte tipográfico que muchos tipógrafos del mundo se resisten, con justa razón, a cambiar.

Pocos inventos han tenido la influencia en el ser humano como la creación de la imprenta, ese antiguo arte que si va unido a una obra en labor del tipógrafo y a la obra escrita de un buen autor tendremos una obra de arte completa, lista a conmover en belleza literaria y estética tipográfica al lector, el fin primero y último de la imprenta.

La imprenta en la era electrónica

Los nuevos medios de comunicación aparecieron en un momento de un cambio acelerado y de comunicaciones más veloces y fueron la respuesta a la mayor demanda de información y entretenimiento. Los nuevos sistemas y estructuras nunca borran por completos los anteriores sino que se superponen. Así, las nuevas tácticas de almacenamiento y recuperación de información han necesitado de los medios de impresión en este campo para reagrupar y encontrar nuevas colocaciones, a menudo de carácter más especializado. La revolución audiovisual se ha presenciado en medio de un diluvio de material de promoción impreso. Todo esto ha traído consigo cambios que afectan al libro, por ejemplo, la composición convencional es ahora tan cara que se necesita justificar en tiradas mucho más grandes. Pero existe una variedad de métodos más fáciles y más baratos de producción que son asequibles, como la fotocopia y la litografía barata.

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