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¿Son los tejidos realmente más sostenibles o es sólo marketing?

¿Por qué se genera tanto debate sobre la sostenibilidad y un planteamiento más respetuoso con el medio ambiente cuando a la mayoría nos preocupa sobrevivir a la crisis económica? Los políticos afirman que la crisis ya pasó, pero en la industria del gran formato todavía no se ha visto ningún indicador clave de recuperación.

La incertidumbre económica favorece la introspección y la búsqueda de nuevas formas de trabajar. Debemos adaptarnos y abordar nuevas ideas e innovaciones. Dado que la sostenibilidad es un tema que suele aparecer siempre que se habla de innovación, ambos se han convertido en sinónimos. En muchos sentidos, está impulsando la investigación y el desarrollo. Sin embargo, no debería ser la única consideración, la empresa y los empleados deben prestar todo su apoyo y es necesario que el espíritu se aplique a todo el funcionamiento de la empresa.

Por supuesto, existen grandes innovaciones capaces de reducir las emisiones de CO2 y crear productos mejores para el medio ambiente o nuestra propia salud. Estoy convencido de que estas nuevas tecnologías contribuirán a hacer de este planeta un lugar mejor, pero las innovaciones de la industria gráfica también han impuesto una carga económica.

¿Realmente necesitamos cambiar de equipos cada vez que aparece algo nuevo? ¿Trabajamos mejor solamente por la innovación? No lo creo. Sí, llevamos muchos años imprimiendo, pero ¿podemos o estamos dispuestos a cambiar nuestra forma de ver la impresión?

Todos sabemos que conseguir una empresa 100% sostenible no es algo que vaya a ocurrir en un abrir y cerrar de ojos; incluso con un 10% nos contentaríamos. Pero mientras solo nos centremos en elementos pequeños como las tintas ecológicas, los soportes libres de emisiones o una impresora que consume menos energía que otra, ningún impresor será 100% sostenible; solo estará un poco más concienciado sobre el medio ambiente. No tiene sentido, y no estamos cambiando el mundo; nos limitamos a responder al mercado. No estamos pensando o creyendo en el movimiento verde en su conjunto. El resultado es un lavado de cara, porque creemos que nos hemos vuelto sostenibles por el mero hecho de comprar una impresora con un consumo eléctrico mejor. Aunque es un paso en la dirección correcta, todavía queda mucho camino por recorrer y no hay demasiado que decir a los clientes, aunque la impresora en cuestión sea el reciente sistema Mimaki de impresión látex.

En la actualidad, el factor sostenibilidad es una consideración muy importante. Los grandes clientes corporativos empiezan a pedir certificaciones que incluyan auditorías anuales sobre el compromiso ecológico. Lamentablemente, la mayoría de estas certificaciones todavía no se dirigen a la industria del gran formato. Podríamos adaptar nuestras empresas para conseguirlas, pero se han creado basándose en modelos de negocio distintos, de modo que, hasta que se conciba algo específico, tendremos que hacer todo lo que esté en nuestra mano para reducir nuestro impacto.

Aquí es donde entran en juego los tejidos. La generación actual de equipos sublimación de tinta son más sostenibles que la mayoría de las impresoras UV o (eco)solventes. El uso de tintas de sublimación o de látex sobre soportes de poliéster se traduce en productos relativamente sostenibles. Si a ello le sumamos las iniciativas de ahorro de energía y eliminación de residuos, estaremos en la senda correcta para lograr grandes cambios; aunque cada cosa, a su tiempo. Tomemos este ejemplo de producción para comparar una impresión de vinilo convencional y una impresión textil.

La logística para producir e instalar una pared de vinilo de 2 x 3 metros en un área de venta minorista exigiría imprimir el material, protegerlo con cartón rígido y transportarlo en camión debido a su gran tamaño. Se necesitarían dos personas para montar la imagen, lo que supondría tenerlas fuera del área de producción como mínimo medio día. Tampoco debemos olvidar el papel protector y la imagen de vinilo anterior que debe reciclarse con un coste y dinero adicional. Además de ello, la imagen puede deslumbrar y desprende olor.

El uso de tejidos permite ahorrar muchos de estos pasos y los ahorros pueden ser más fáciles de lograr. Los clientes tendrían que comprar o alquilar un marco de perfil de aluminio que se montaría en ubicaciones dentro de la tienda, vinculándolas a su ciclo de logística.

Los pasos siguientes serían: imprimir la imagen y acoplar una tira de silicona para mantener el tejido en su sitio sobre el marco del cliente. Es decir, el personal de la tienda podría instalar la nueva imagen por su cuenta. Dado que el tejido puede arrugarse, el uso de una tela elástica eliminaría el problema. Es más, una imagen de 2 x 3 metros se podría plegar y enviar en una caja pequeña con entrega al día siguiente. La misma caja se podría utilizar para devolver la imagen antigua al impresor para su reciclaje. Sin gastos de transporte elevados, sin personal adicional ni elaborados sistemas de reciclaje. Entre sus ventajas adicionales, el cliente sabría que las imágenes antiguas se reciclarían correctamente.

Así, cambiando algunos comportamientos, los impresores pueden ahorrarse dinero, transporte, reciclaje y tiempo de mano de obra, y trasladar el ahorro a sus clientes. ¡Todo lo que tenemos que hacer es replantear nuestra forma de hacer las cosas!

Fuente: http://www.interempresas.net/

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